Vuelven los Smoggers a la carga con sus habituales guitarras penetrantes y esos ritmos salvajes percutiendo los tímpanos de sus fans más allá de modas, sin ni siquiera respetar las actitudes más previsibles de la siempre exigente parroquia del fuzz a mansalva”. Así empezaba la primera reseña que Magic Pop publicó hace siete años acerca de sus primeros trabajos, esos ya míticos e impactantes 10”. Desde entonces, el grupo ha evolucionado perfilando con cada  nuevo disco un proyecto propio muy fructífero y fascinante. De sus componentes originales, quedan Ana, Fernando, y Gusti. Tras algunos cambios de personal, han añadido finalmente a un nuevo baterista llamado Jota y a otro guitarrista de nombre Berny consiguiendo la, a nuestro juicio, mejor formación hasta el momento. A nadie se le escapa tampoco la enorme riqueza que aporta la incorporación del órgano compartiendo protagonismo con la guitarra, como tampoco pasa desapercibido que hayan incluido algunos temas en castellano con el mismo poder de persuasión que en inglés, alcanzado la voz principal una versatilidad espectacular nada desdeñable. Tanto en líneas generales como particulares, sus canciones han ido evolucionando a la búsqueda de nuevas texturas entre un amplio abanico de detalles que les entroncan con múltiples referencias pero siempre dentro de su propio cosmos artístico sin que, por el momento, den ni un solo atisbo de que su creatividad llegue a su fin.

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