El tercer disco de Mocker’s es su mejor disco de largo. Han cambiado el inglés por el euskera, y ese es uno de sus grandes aciertos. Las melodías encajan de una forma innata, fluyen las sílabas mientras rugen los instrumentos. No se han movido ni un ápice del campo que trabajaban anteriormente, hard-rock que no deja mucho espacio a los hermanos derivativos de este, como el stoner, aunque sí sepa aunar cierto reflujo de los noventa. Para entendernos, hay más de Corrosion Of Conformity que del unidireccional y abotargante sonido de Kyuss. Todo marcha desde el inicio con «Oreka Ahula» hasta «Pangea», en serio. «Erebo» es una pieza trabajada con dinámicas que fluctúan entre los Cream de Disraeli Gears, los Sir Lord Baltimore de Kingdom Come o los Buffalo australianos. Mocker’s dan esquinazo al sabbath negro, los riffs mortecinos y demoníacos no forman parte de la masa que articula las canciones. El riff inicial de «Marte» es puro space-rock, hay grandilocuencia cósmica, y quizás sea el único momento de descanso del disco junto a «Libra». «Chrono» les muestra como unos Viaje A 800 accesibles y subiendo rpm. Muchas concomitancias encontraran en el sonido Mocker’s con Kadavar, trabajan como estos un género con cierta amplitud, y saben recorrerlo desde sus momentos de configuración, como así hicieron los últimos Yardbirds, los Open Mind de «Magic Potion» o el proto-heavy de Deep Purple.

IVÁN LÓPEZ NAVARRO