Estamos ante una obra prodigiosa, un monumento al Punk vitaminado y rocoso; certero desfile de temazos con furibundos mensajes de liberación vital, asombroso ejercicio de estilo firmado por una descarnada front-woman como Tania Ce escoltada por Pecha y Gon (guitarra y bajo) y Jorge Carod a la batería. Los cuatro MOSCÚ BABIES sonando como un cohete en una producción soberbia y colaboraciones de postín como Dani Llamas, Kurt Baker, Terry, Star Mafia Boy y Luis Reactivos.Las estrellas no se cuentan se disfrutan.La supersónica ‘Palabras Con Sangre’ -con Dani Llamas de GAS Drummers– sirve de obertura imperial a un disco con espíritu unitario, a la manera de un ‘Tommy’ punkero de los Who, sin espacio para respirar, sin ojos que mirar. ‘Lo esencial no se puede ver’ se escucha en ‘No Te Dejaré Caer’, una tremenda oda a la Amistad. ‘La Fuerza’ apunta a los pilares del Rock and Roll primigenio y al colorido del Powerpop, al igual que ‘Bla, Bla, Bla’ con la participación del genial y risueño Kurt Baker.A la altura de la cuarta pista, ‘No’, uno se ha entregado a Tania Ce, brutal fuerza de la Naturaleza que firma las letras -todas inspiradas en El Principito de Sant Exupéry– y las canta en crudo, ajustada como un reloj con una banda pletórica de High Energy por cuyas venas circulan Bad Religion, Kiss, Backyard Babies, Dictators, Nebula, Social Distortion, QOTSA, Turbonegro, Wolfmother, MC5 y Black Flag.Las perlas del collar se van sucediendo: ‘Un Número Más’, ‘A Cambio De Sol’, un medio tiempo rotundo, un HC Blues –en el caso de que exista tal categoría- elaborado con precisión exquisita. ‘Éramos Uno’ es deslenguada y metálica con Stoogianos y desbocados guitarrazos; ‘Falta de Interés’, breve ráfaga amorosa en clave Pop Punk con un diplomado en el subgénero como Luis Sánchez (Depressing Claim, Los Reactivos) y un resultado realmente brillante.Y llegamos sin aliento a ‘El Desierto’, colosal canción que da sentido a todo el disco, a una obra grandiosa como GUERRA FRÍA. Es una banda en estado de gracia; perseverantes y luchadores, MOSCÚ BABIES alcanzan su esencia, su alma y su sonido. Y aún queda la despedida con una suerte de raggtime punk y un riff final redondo para cerrar un gran disco.