Es músico, dibujante de cómics y tatuador (con una preocupante adicción al color negro). Ante todo, es un excelente contador de historias. Don Rogelio J, al que estamos acostumbrados a ver al frente del trío de trash ’n’ roll Aullido Atómico, vuelve al ruedo en su versión más agreste y solitaria, la one-man band Tumba Swing. Regresa con un nuevo concepto musical y un renovado repertorio de cuentos nocturnos en los que siempre asoma su peculiar aleación de surrealismo y humor negro.
“Bucles de arrabal” es el título de segundo LP de Tumba Swing, después de “Solo y mal acompañado” (2012) y los EP’s “Tumba Swing” (2011) y “Lamento eléctrico” (2013). Editado por Discos Calamidad y distribuido por Folc records, este último álbum supone un punto de inflexión en el sonido deliberadamente desvencijado al que nos tenía acostumbrados Tumba Swing. La adición de más instrumentos –melódica, armónica, harpa de boca, theremin, stylophone, percusiones con cubos de basura, etcétera-, así como la mayor atención a la producción, se traducen en una multiplicación de las texturas sonoras. En el aspecto compositivo, estamos también ante un trabajo más minimalista, que abunda en el concepto de bucle existencial al situar las repeticiones y los loops en el núcleo de cada corte.